Selectividad
Jamás hubiera pensado que lo que era para mi, antes del COVID, las clases presenciales,
son ahora las online.
¿Por qué ha ocurrido esto?
¿Por qué tengo más contacto con alumnos que no he visto físicamente y con los que nunca
he hablado?
A través de las pantallas de sus ordenadores, de sus respuestas durante las clases, de
sus exámenes, de sus preguntas a través del whatsapp o del foro de la Moodle, no sé de
qué forma ni por qué, pero “intuyo” como son. Notas sus fortalezas e inseguridades. El
que quiere, el que puede, el que tiene un CI por encima de lo normal (aunque nunca le
haya hecho un test de inteligencia)
La enseñanza presencial ya no existe
¿Y por qué ocurre esto?
La enseñanza presencial, tal y como la conocíamos, ha desaparecido. En realidad lo que
actualmente llamamos presencialidad no es más que una falacia, un híbrido entre ambos
sistemas. Alumnos que ves físicamente pero con sus mentes metidas en el móvil, ya sea
en los deberes del classroom, en algún vídeo de “Susi la profe” o en ese juego que lo
tiene realmente enganchado.
Hace unos días, en una de esas horas “presenciales”, tomé la firme decisión de que este
curso sería el último. Tenía la sensación de que poco podía aportar ya a ese sistema
desfasado.
Después de pensar, me he dado cuenta de que no. La presencialidad no es un sistema
desfasado, y para algunos chicos es totalmente insustituible, pero la verdadera, no la
falsa que estamos aplicando ahora.
Así que he tomado la decisión de volver a mis clases presenciales, las de verdad,
aquellas en las que tenía que decir mil veces “CALLAROS!!”, aquellas en las que
escuchaba mi nombre Mari Carmen, Mari Carmen, Mari Carmen… 1000 veces. Aquellas de
fotocopias, libros, pizarra, agendas y nada mas.
Se acabaron los deberes en el classroom, se acabó “pregunto al grupo de la clase”, se
acabó “tengo un test en la Moodle”.
Se acabó.